Tómate las cosas en serio, no te lo tomes personal.

14 de diciembre de 2015
Los lunes me encantan, no quiero sonar como una tarjeta de buenos deseos, pero enserio, me gustan mucho. Me levanto poco después de las 5 de la mañana para estar en el hospital donde trabajo puntual a las 7, en las tardes atiendo a mi abuela -que ya es mayor-, ciertos días de la semana los dedico a este blog y además soy responsable de una personita que come, pasea, va al dentista y médico de rutina, necesita libros para estudiar y aspira a una maestría (osea, yo); en ocasiones puedo tener tanta carga de responsabilidades que no estoy segura si estoy haciendo las cosas correctamente.



En mi carpeta de notas, que utilizo en mi trabajo, he escrito una frase, y es la primera cosa que leo cada inicio de semana: Tómate las cosas en serio, no te lo tomes personal.


A veces me coquetea la idea de delegar un poco las responsabilidades pero he visto a personas hacerlo y el tiempo demuestra que puede volverse un espiral que va en bajada. No se trata sólo de aprender a ser responsable, sino de disfrutar lo que haces, no importa cuán difícil pueda ponerse la situación. Las responsabilidades que existen actualmente en mi vida son consecuencia de mis decisiones y tengo el poder de cambiarlas: Cambiaría de empleo si no me gustará, pero me gusta y por ello soy puntual, por ello soy atenta con mis pacientes, por ello me aseguro que tengan la atención que merecen. 

Esto de tomarse las cosas en serio pero no personales funciona también desde el punto de vista de la crítica externa. Las personas pueden ser muy crueles y poco eficaces para comunicarse adecuadamente, y cuando tratan de señalar nuestros errores pueden hacerlo de maneras terribles. Pero no debes malgastar tus energías y tiempo pensando en el efecto de sus palabras, piensa en el contenido: ¿Qué observación hizo sobre ti? ¿Crees que es algo que puede mejorarse? ¿Es algo que si cambias ayudará al ambiente dónde te desarrollas o a ti directamente? Concentrarse en estas preguntas puede beneficiarte.

Hay un refrán que siempre me decía mi padre y lo tengo muy presente la carga echa andar al burro. Es necesario que exista cierto peso en nuestras vidas para poder desempeñarnos de manera óptima, que el peso nos impulse a resolver las situaciones que se presenten de manera eficaz, en el menos tiempo posible y de manera segura; pero también debemos ser ligeros, o como se dice en México, alivianarnos, para no morir infartados de tanto estrés a los 35 años.

Necesitamos aprender a comprometernos en nuestro rol y saber cuando dar un paso fuera de él. 


Cuando estoy en el hospital, me dedico a mis pacientes de la mejor manera, pero no importa cuán graves estén de salud o delicadas sean sus historias, he aprendido a no llevarme mi trabajo a casa. Cuando mi abuela ha necesitado atención de urgencia, no cargo con la preocupación y angustia sola, me comunico de inmediato con familiares y pido de manera proactiva su apoyo. Y cuando siento que en mis proyectos y planes personales me estoy estancando, invito un café o una copa de vino a mis amistades y en su compañía y atención lo saco todo.

Los lunes me recuerdan que todo lo que estoy por hacer en la semana son cosas que he elegido para mí, y que son parte de un camino que se va construyendo poco a poco. Los lunes me gustan por que me recuerdan que debo tomarme las cosas en serio para poder seguir adelante, pero no personales, para poder disfrutarlas y... ser feliz

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