Estoy realizando mi Servicio Social Médico en un Hospital General, dónde se atienda a gran parte de la población vulnerable de mi ciudad. Mi tipo de pacientes son personas vulnerables que viven de pocos ingresos, desnutridas, alojadas en hacinamiento, en albergues o en la calle (canales y presas), usuarios de drogas intravenosas, con practicas sexuales de riesgo, presos y deportados de Estados Unidos; debido a estas condiciones, no es raro que muchos de ellos sean VIH positivos. Pero no todos mis pacientes son así, otros son personas con mejores condiciones socioeconómicas, y también son VIH positivos.
Cada que están en protocolo de estudio diagnóstico es parte de mi obligación descartar con una prueba rápida el que se encuentre infectado con el VIH. Suelo explicarles que necesito hacerles una prueba la cual es necesaria para su manejo médico integral, y les preguntó "¿Sabes qué es el VIH? ¿Alguna vez te has hecho una prueba?" Muchos suelen contestar que sí a la primera pregunta, pero en tres cuartas partes de los casos, me contestan que jamás se han hecho una prueba.
Uno pensaría que es por sus escasos recursos o falta de conocimiento. Pero cuántas amistades tuyas, del mismo circulo social, que les alcanza para pagar la mensualidad de un teléfono móvil, para cervezas o cafecitos el fin de semana (y un gran etcétera), que son sexualmente activos, jamás se han hecho una prueba? Entonces pienso lo mucho que tiene que ver el desinterés, el miedo, y lo fácil qué es decir (y creerse):
"A mi no me va a pasar".